Enrique Jonguitud/ Agencia Portátil
Ciudad Victoria, 28 de enero.-Su nombre suena diferente: Frisner Desir. Vino desde Haití y se encuentra varado en Tamaulipas, conservando la esperanza de que se reagende su cita que perdió al cancelarse el programa CBP One.
Ha aprendido a hablar un poco de español, ya que su idioma natal es el criollo hatiano, también conocido como «creole». Vino desde Puerto Príncipe huyendo de la pobreza y perdió su cita para pedir asilo, cita que había sido programada para esta semana.
Hace diez meses llegó a México, ha estado en varías ciudades, cuyos nombres no recuerda. En Ciudad Victoria está de paso, tratando de arreglar unos papeles.
Frisner Desir tiene una certeza: Esperará hasta que Trump permita a los migrantes solicitar asilo en su país.
Vino en una caravana pero a estas alturas viaja solo, y ahora está en el proceso de conseguir papeles, es decir permiso de migración para seguir en México.
En todo caso, dice, no regresará a la pobreza de su país. Es joven, tiene 25 años y no regresará a Haití. Mejor planea quedarse en México a trabajar sin dejar de soñar el sueño americano.
Frisner Desir está decidido: esperará hasta que pueda cruzar a Estados Unidos. Nada cambiará su decisión.
Tan solo ocho días después de la llegada de Trump al gobierno de Estados Unidos, unos 4 mil migrantes extranjeros por permanecen varados en Tamaulipas, la mayoría con la idea de que podría reabrirse las citas para solicitar asilo.
Los migrantes en esta frontera son, en su mayoría, haitianos y venezolanos que siguen soñando con el sueño americano